¿Se parte Google?
En Europa y ahora en EEUU acusan a Google de usar ilegalmente su poder de mercado y no descartan una división de la empresa.
El Departamento de Justicia de EE. UU. (DOJ) y los fiscales generales de 11 estados, liderados por los republicanos, presentaron una demanda antimonopolio contra Google en la que lo acusa de posición predominante y en la que no descarta una división de la empresa.
Pero la idea de regular a las grandes empresas de tecnología no es exclusiva de los republicanos: a principios de este mes, los miembros demócratas de la Cámara de Representantes de EE. UU. publicaron un informe en el que analizan todas las formas en las que Apple, Amazon, Facebook y Google actúan como monopolios, y abogan por una mayor aplicación de la legislación antimonopolio en su contra.
La demanda contra Google es el mayor caso antimonopolio en una generación, solo comparable a la presentada contra Microsoft en 1998, que en su momento allanó el camino para que empresas cómo Facebook, Apple o el mismo Google pudieran avanzar sin ser ahogados; y al caso de 1974 contra AT&T que terminó con la ruptura del sistema de telecomunicaciones Bell.
Al contrario del argumento con el que se defiende (nuestros productos son buenos, por eso la gente los elige) Google no compite por la calidad de sus productos o de sus resultados de búsqueda, sino que compra su exclusividad a través de acuerdos comerciales de miles de millones de dolares con fabricantes de teléfonos móviles y otros dispositivos.
La demanda detalla que los acuerdos para compartir los ingresos con Apple, por valor de entre 6.750 millones de euros y 10.125 millones de euros al año y que representan hasta el 20 % de los beneficios netos a nivel mundial de Apple, garantizan que Google siga siendo el motor de búsqueda predeterminado en el navegador Safari y en los iPhones, así como para Siri y Spotlight, la función de búsqueda de todo el sistema de Apple.
Como la mayoría de los usuarios no cambia la configuración predeterminada (es un hecho estadístico) esto termina convirtiendo a Google en el buscador ¨por defecto¨.
Así realiza casi el 90% de todas las consultas generales en motores de búsqueda en Estados Unidos y casi el 95% de las consultas en teléfonos móviles.
La demanda destaca específicamente el comportamiento de Google en los dispositivos móviles. Señala que, aunque su sistema operativo Android es gratuito y de código abierto, en realidad mantiene el control.
Sus contratos con proveedores impiden la bifurcación del software Android de Google (se necesitan el uno al otro para funcionar) e imponen la pre-instalación de las aplicaciones de Google que incluyen acuerdos de reparto de ingresos que resultan mejores para las empresas que siguen las reglas de Google.
El dominio de Google es tal, que crear algún producto competitivo resulta prohibitivamente caro, eliminando por completo cualquier posibilidad de competencia.
En Europa, Google también está en la mira. Ocupa los tres escalones del podio de las mayores multas impuestas a empresas por la Comisión Europea. Con la última suma casi 9.000 millones de euros por “abusar de su posición dominante” en el mercado publicitario online mediante Google AdSense.
Según Bruselas, Google representa más del 75% del mercado de la publicidad online de la UE valuado en 42.000 millones de euros.
Recomendación
Si les interesa salir un poco del entorno Google, recomiendo Brave. Lo uso hace un año sin problemas. A nivel privacidad de datos es un navegador mucho más seguro que Chrome, y también más rápido: filtra muchísima publicidad invasiva (en modo incógnito se puede acceder a los portales de los principales medios sin restricciones boludas por cantidad de notas o tiempo).
Como buscador, tiene la opción de duckduckgo, que es una gran alternativa a Google, o si quieren ir más lejos: también viene integrado con TOR.
Una para comunicadores
En el caso de 1988 contra Microsoft se encontraron muchísimos correos internos, incluso del propio Bill Gates, donde manifestaban que había que ¨acabar¨ con Netscape. Lo que fue tomado como prueba de que había intención deliberada de monopolizar ese segmento del mercado.
Para la actual demanda Google tomó nota de que “las palabras importan, especialmente en la ley antimonopolio". El Departamento de Justicia denuncia que “Empleados de Google recibieron instrucciones específicas sobre qué expresiones usar (y no usar) en los emails.
En particular, se indicó a los empleados de Google que evitaran utilizar términos como, "aplastar", "matar", "herir" o "bloquear" a la competencia.”