Procrastinación o el arte de arruinarnos la vida
Disclaimer: La primera parte de esta nota es un bajón. Pero después se pone bastante bien y hasta motivadora. Tomen coraje y atraviesen el lado oscuro (3 min).
A sólo un mes de comenzada la cuarentena escribí esto en Twitter:
Procrastinar, además de impronunciable, es un término bastante nuevo. No existía cuando nacimos. Aunque en sí misma, la acción de dejar todo para mañana existe desde que descubrimos el fuego.
¿Qué es la procrastinación?
Procrastinar (del latín procrastinare: pro, adelante, y crastinus, referente al futuro) es la acción de postergar todo lo que no nos ofrece placer o gratificación en lo inmediato. Los procrastinadores evitan crónicamente las tareas difíciles y pueden buscar distracciones deliberadamente.
La psicología identifica varios impulsores de este hábito, desde la baja confianza hasta la ansiedad, la falta de estructura o, simplemente, la incapacidad de motivarnos.
Por eso preferimos volver a chequear Twitter, Instagram, o ir a ver qué hay en la heladera por décima vez, antes de encarar una tarea.
Las redes sociales y las heladeras le deben su éxito a la procrastinación.
Mi ¨Futuro Yo¨ se va a encargar
Todo lo que pueda arreglar hoy lo dejaré para mañana (y el mundo sonríe conmigo). Babasonicos.
Postergamos las cosas mediante una construcción idílica que hacemos de nosotros mismos en el porvenir: el ¨Futuro Yo¨. A quien le derivamos todo lo que tendríamos que hacer ahora.
Nuestro ¨Futuro Yo¨ es la mejor versión de nosotros mismos. Nada lo altera; hace el ejercicio necesario para mantener sus abdominales firmes y planos; sostiene rutinas de trabajo productivas y eficientes; come sano y natural (mayoritariamente productos de su propia huerta) y resplandece de positividad, porque medita y hace yoga al comenzar y finalizar el día. El mío, de hecho, va por su quinto libro publicado con éxito.
Pero como todo, nuestro super-futuro-yo, nuestro héroe y salvador del mañana, tiene un problema. Es una sola falla, pero hace que todo el sistema colapse: No existe.
Nuestro ¨Futuro Yo¨, en la dura y pura realidad, es el ¨mismo yo¨ medio patético que somos ahora, aunque peor, porque está sobrecargado con todas las tareas que le fuimos pateando.
El filósofo británico Derek Parfit cree que la raíz de este hábito está en la desconexión entre quienes somos y quiénes seremos. Nuestra actitud frente al ¨Futuro Yo¨ es similar a la que podríamos tener frente a un extraño, por eso resulta tan fácil cargarlo con todas las responsabilidades que tendríamos que encarar ahora.
Esto es un problema, porque la mayoría de los eventos futuros requieren de una acción actual.
Que lo urgente no tape lo importante
Cualquier persona puede lograr cualquier cantidad de trabajo, siempre y cuando no sea lo que se supone que debe estar haciendo en ese momento. Robert Benchley
Al revés de lo que se cree, la procrastinación no está relacionada con la pereza. De hecho la mayoría de los procrastinadores estamos siempre ocupados y sin tiempo para nada. Estar siempre ocupados nos hace sentir productivos.
Lo cierto es que estamos dando la pelea en el lugar equivocado.
Sólo estamos haciendo muchas cosas, no lo que verdaderamente nos importaría hacer. Y en esa loca carrera por tachar urgentes se nos va un poco la vida.
Priorizar
¨Por eso la gente no debe hacer planes. Sin un plan, nada puede salir mal¨. Parasite
A los procrastinadores nos encanta planificar. Perdernos en planes y listas de cosas que tenemos que hacer es otra excelente forma de no hacerlas.
Nuestras planificaciones son tan grandiosas y nuestras listas tan extensas y prometedoras que nos abrumamos antes de empezar, si es que empezamos.
El bosque nos tapa el árbol.
Para que una planificación sea realmente efectiva, de todos los planes hay que elegir uno solo. El prioritario. Es el que nos identifica, el que más nos importa, el que más felices nos haría a largo plazo.
Por otro lado, los ítems urgentes e ineludibles tienen que ser resueltos lo más rápido posible, para despejar el camino hacia los importantes. Como atravesar una ciénaga corriendo y con la nariz tapada.
Empezar
¨Nadie se desembaraza de un hábito o de un vicio tirándolo de una vez por la ventana; hay que sacarlo por la escalera, peldaño a peldaño¨ Mark Twain.
Lo importante es quebrar la primera y más dura barrera que nos impone la procrastinación: Empezar. Hay que quitar la carga emocional del comienzo.
Un método útil es desglosar un gran objetivo a largo plazo en pequeños objetivos a corto plazo. Un gran objetivo a largo plazo nos abruma mientras que con pequeños pasos vamos inoculando pequeñas dosis de autoestima en nuestro cerebro que van acrecentando nuestra confianza.
Nadie ¨construye un edificio¨ de golpe. Es ladrillo a ladrillo, uno sobre otro, y el resultado es un edificio.
La clave es ir de menor a mayor. Lo ideal es que el primer paso no requiera ningún esfuerzo ni fuerza de voluntad, el segundo paso un poco más, y así la consecución de pasos va generando un nuevo hábito.
Tener listo en un año el borrador de un libro se ve muy bien a la distancia. Pero el borrador de un libro se alcanza sentándose a escribir una página por día. Ese es el pequeño objetivo. Una página por día es el ladrillo, la ¨unidad de progreso¨.
Con todo lo que emprendamos, estudiemos o hagamos, la clave está en tomar conciencia que con cada escalón somos un poco mejores que antes. Es un proceso de mejora continua.
Y no importa si no estamos inspirados o si ese día sale mal o nos equivocamos. Es importante no evaluarnos mientras hacemos la tarea. El perfeccionismo nos juega en contra. Hay que confiar en el proceso y evaluar sólo el resultado final. La idea es temerle más a abandonar que a equivocarse.
Manipular la inminencia
¨El problema es que crees que tienes tiempo¨ Buddha
Para motivar una acción actual el futuro debe sentirse inminente.
Una alternativa para generar esta sensación es cambiar la forma en que visualizamos el tiempo. En lugar del calendario estándar, donde solo visualizamos los 12 meses que componen 1 año, la idea es poder visualizar en un sólo calendario todos los meses que componen una vida.
Pongamos que vamos a vivir 90 años y representamos cada mes con un círculo. El resultado sería este:
Vértigo. Visto así son pocos meses. Pero en este calendario de la vida, mejor asustarse ahora y no llegar al final mirando para atrás y dándonos cuenta que no hicimos lo que verdaderamente hubiéramos querido hacer.
Quizás deberíamos indagar un poco más profundo en la pregunta existencial: ¿Qué es lo que más me importa? La respuesta a esa pregunta ordena automáticamente nuestros valores y objetivos a largo plazo.
En resumen: tenemos que pensar sinceramente y con determinación qué fue lo que más postergamos en nuestras vidas. Lo prioritario. Lo que siempre soñamos y ni siquiera intentamos. Y en lo posible, comenzar hoy mismo.
Sino que lo diga el poeta:
“May I have the courage today to live the life that I would love—to postpone my dream no longer, but do at last what I came here for and waste my heart on fear no more.” John O’Donohue.